Sentía como fluía por mi cuerpo la adrenalina.Era impresionante.Al
terminar la premiación,al mejor disfraz, salimos al patio donde había pocos
invitados, ya que todos se encontraban en la sala.Cuando estaba afuera miré el
cielo, tomada de la mano de Luis, observé una hermosa luna roja,tal
y como aquella droga.No puedo mentir.Aquella me causó mucha locura ese domingo
por la madrugada. Recuerdo muy poco sobre lo que pasó.Mi novio estaba muy
preocupado, porque no sabía qué me pasaba. Mi actitud lo
desconcertaba.Él no se enteró en esos momentos que había consumido droga, sino hasta el
domingo en la tarde.No me dejó sola más. Me cuidó el resto de la fiesta.Tenía
miedo de que alguien se aprovechara de mí al estar en esa situación.Disfruté
mucho estar con mis amigos.Olvidé mis problemas por completo.
El domingo a las ocho de la mañana regresamos a
nuestras casas. En la tarde nos vimos. Luis estaba muy molestó conmigo. Me
preguntó por qué tomaba de más sin responsabilidad. Le conté
que un chico en la fiesta me había
regalado una perla. Muy enojado, me dijo: “Cómo es posible qué estés
consumiendo droga y, lo peor, porque te la ofrecen. Me has decepcionado mucho.Confié en dejarte sola un rato y ve nada más lo qué hiciste”.No supe que
decirle.Estaba muy triste. Ahora tenía más problemas y, todo por
probar la dichosa perla. Le pedí que me disculpara y, después de mucho tiempo
lo hizo. Me abrazó fuertemente y me dijo “No vuelvas a hacerlo, linda. Te amo
mucho, y no quisiera que terminaras mal”.
Tuve insomnio en la noche, por haber decepcionado a Luis.Llegó
la mañana del lunes y salí de mi casa.Entré a mis clases.Al terminar el
laboratorio caminé hacía la biblioteca.Mis amigos estaban sentados platicando
de la fiesta.Al saludarlos encontré al chico que me regaló la perla. Lo saludé
como a los demás y, al acercarme a él me dijo: “Qué tal,Ana”. Me senté. Sin
darme cuenta, introdujo una perla en el bolsillo de mi sudadera. La he
consumido nuevamente y, Luis, se ha enojado mucho conmigo. Estoy sintiendo una
necesidad inmensa de consumirlas. Iván, quién me ha estado orillando a las
drogas, me frecuenta mucho en la escuela para regalármelas. Lo qué no entiendo
es por qué me las obsequia como si fueran dulces.Pareciera que a él también se
las regalan. En el fondo sé que me quiere volver adicta, pero no lo aceptó.Me
siento hundida en un mar negro.
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